miércoles, 23 de diciembre de 2009

Atardecer

con Spinetta de fondo y las ventanas abiertas, el viento que vibra y hace sonar. Sin moverse, transmietiendo con tranquilidad un azúl prodúndo y espeso que te envuelve en cadencias y transmuta tu color.
Y así, como quien no quiere la cosa vas contando adoquines metiendote de a poco en las salidas de la mente para no acabar en algún principio misterioso que da luz y respira.
Es la música en el tiempo que parece improvizar las corrientes induciendote dejarte llevar hasta un ahora, un momento y el puchito de la reflexión.
No te esmeres en darle sentido porque ni al escribir esto pienso llevarte a algun lado, solo anhelo expresar y que haya más corrientes dentro de los vientos que me vuelan la peluca.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Decide uno?

Es cierto que sentirse superado por algo angustia, pero también te acerca a eso que podría ser dios. Cuando el pié cada vez se siente menos firme y una pared te presiona hacia el precipicio y sabiendo que aunque no saltes te vas a caer, esos pocos segundos de vorágine en los que con la lengua afuera expresás palabras desmembradas de consecuencia y pintadas con sentido, un poco babeadas pero bien escupidas.
Y en el aire, cuando el corazón por un segundo se relajó ante la presión de la brisa mirás hacia el después y te dás cuenta que no sos vos el que pone o no la colchoneta. Ahí sos vulnerable, ni cuando estabas a punto de caerte, ni cuando tu mente consideró el tirarse ni cuando caiste.
Sólo cuando te das cuenta que no sos un mundo ni una isla , que ni estás solo ni por más esfuerzo que hagas querés estarlo. Allí, en ese lugar, tiempo, estado o para ser más preciso en esa eternidad somos todos uno.