martes, 29 de junio de 2010

Me subí a mi bicicleta

A veces te va a tocar estar sequito, en pleno verano con el viento en la cara y mil historias pasando como puntos que se trasladan en el tiempo. Otras toca ir pegandose al piso el cual puede tranquilamente estar embarrado o ser sustento de un charco q algo tapa como quien no quiere la cosa y con cara de poker se siente impune ya que no es culpable de ser y por más hiriente que fuera algún día, simple y sin cambiar, se volverá positivo al sonar las fichas.
Se sube y en otro no-tiempo se baja , se inhala y sin espacio se exhala, sin más de lo que se puede pedir y con más de lo que quiero voy paseandome por baldosas a las que nadie me guió y así seguiré conociendolas, pidiendo permiso y pasando a la siguiente , hasta q simplemente un camino nunca termine o parezca prefundo y tendador , con esos colores q llenan todos los espacios y colman la visión haciendo que uno vea más y mejor.
Y tranquilo, abierto a las circunstancias y consecuencias, elijo el modo en que viajo, si acelero con determinación o zigzageo buscando pozos pero con la certeza de q no voy a ser quién coloque el piso ni lo moldee, sino quien sorprendido lo encuentre y vuelva a sentir,. Allí se halla mi razón de seguir pedaleando, entrendo no para rendir , sino para vivir